Terrorismo y redes sociales, ¿qué hacer? / Análisis del Editor Multimedia

En análisis anteriores hablamos en este espacio de cómo los drones, estos dispositivos de vuelo no tripulados, se han convertido en un elemento diferencial en el manejo del conflicto contra grupos terroristas en las regiones al ser usados como arma letal contra las Fuerzas Militares y la población civil. Conforme a los criterios de Están en mora nuestras fuerzas del orden, decíamos, no solo de aprovisionarse de tecnologías de contención y combate de drones al servicio del terror, sino de apoyarse en países y empresas de tecnología militar expertas en este tipo de dispositivos para entrenar, capacitar y reforzar a las autoridades para ripostar en un campo en el que con evidencia vamos en desventaja. Hoy analizaremos el uso de las redes sociales en el conflicto: recientes informes de inteligencia han revelado cómo grupos ilegales están usando las redes sociales, en especial Instagram y TikTok, como vehículos promocionales de sus mensajes subversivos y como atracción y captación de jóvenes para el conflicto, para alimentar los frentes urbanos y rurales de guerra. En resumen: las redes sociales en Colombia se están usando para el reclutamiento ilegal de menores. Van 160 niños este año que han terminado con un uniforme y armados al servicio de criminales en los territorios, según la Defensoría del Pueblo, varios de ellos convencidos con videos y mensajes en TikTok. Las cuentas detectadas de los grupos al margen de la ley tienen cerca de tres millones de interacciones, casi 300.000 seguidores algunas de ellas, y contienen videos en los que, en el lenguaje natural digital dirigido a jóvenes, les invitan a ‘participar’ y a ‘trabajar’, con supuestos ‘beneficios’ y salarios. Esta es una situación grave. Y no por el hecho en sí mismo, sino por la inexistente capacidad de reacción oficial para contener un delito que impacta de manera cruzada a decenas de entidades del Estado, delante de las cuales ocurre un crimen sin que pase nada. ¿En serio no existe manera de crear un procedimiento, de ley, que monitoree, detecte y ordene suspensión y cierre inmediato de estos perfiles de los terroristas que a diario asesinan, masacran, trafican y destruyen nuestro medioambiente? Me niego a creerlo. Hoy por hoy hay ya aprendizajes, como en el caso de abuso y explotación sexual de menores, en donde de manera sincronizada Policía y Fiscalía alertan al Ministerio de las TIC sobre sitios web y otros medios digitales dedicados con evidencia a ese crimen, cartera que ordena de inmediato su bloqueo a operadores dedicados a internet para desactivar los portales dedicados al horroroso crimen. ¿No puede ocurrir lo mismo en este caso? Las redes sociales, ya de por sí dinamizadoras de decenas de estafas a diario en forma de publicidad, no pueden ser ahora el parlante de los terroristas sin que nada pase. Aquí hay una oportunidad gigante para legisladores, gobernadores, alcaldes, quienes de manera conjunta pueden impulsar un proyecto de ley o adiciones a normas actuales, para proteger a nuestros niños del horrendo crimen del reclutamiento ilegal para la guerra. JOSÉ CARLOS GARCÍA R. Editor Multimedia @JoseCarlosTecno

Terrorismo y redes sociales, ¿qué hacer? / Análisis del Editor Multimedia

En análisis anteriores hablamos en este espacio de cómo los drones, estos dispositivos de vuelo no tripulados, se han convertido en un elemento diferencial en el manejo del conflicto contra grupos terroristas en las regiones al ser usados como arma letal contra las Fuerzas Militares y la población civil.

Conforme a los criterios de

Están en mora nuestras fuerzas del orden, decíamos, no solo de aprovisionarse de tecnologías de contención y combate de drones al servicio del terror, sino de apoyarse en países y empresas de tecnología militar expertas en este tipo de dispositivos para entrenar, capacitar y reforzar a las autoridades para ripostar en un campo en el que con evidencia vamos en desventaja.

Hoy analizaremos el uso de las redes sociales en el conflicto: recientes informes de inteligencia han revelado cómo grupos ilegales están usando las redes sociales, en especial Instagram y TikTok, como vehículos promocionales de sus mensajes subversivos y como atracción y captación de jóvenes para el conflicto, para alimentar los frentes urbanos y rurales de guerra.

En resumen: las redes sociales en Colombia se están usando para el reclutamiento ilegal de menores. Van 160 niños este año que han terminado con un uniforme y armados al servicio de criminales en los territorios, según la Defensoría del Pueblo, varios de ellos convencidos con videos y mensajes en TikTok.

Las cuentas detectadas de los grupos al margen de la ley tienen cerca de tres millones de interacciones, casi 300.000 seguidores algunas de ellas, y contienen videos en los que, en el lenguaje natural digital dirigido a jóvenes, les invitan a ‘participar’ y a ‘trabajar’, con supuestos ‘beneficios’ y salarios.

Esta es una situación grave. Y no por el hecho en sí mismo, sino por la inexistente capacidad de reacción oficial para contener un delito que impacta de manera cruzada a decenas de entidades del Estado, delante de las cuales ocurre un crimen sin que pase nada.

¿En serio no existe manera de crear un procedimiento, de ley, que monitoree, detecte y ordene suspensión y cierre inmediato de estos perfiles de los terroristas que a diario asesinan, masacran, trafican y destruyen nuestro medioambiente?

Me niego a creerlo. Hoy por hoy hay ya aprendizajes, como en el caso de abuso y explotación sexual de menores, en donde de manera sincronizada Policía y Fiscalía alertan al Ministerio de las TIC sobre sitios web y otros medios digitales dedicados con evidencia a ese crimen, cartera que ordena de inmediato su bloqueo a operadores dedicados a internet para desactivar los portales dedicados al horroroso crimen.

¿No puede ocurrir lo mismo en este caso? Las redes sociales, ya de por sí dinamizadoras de decenas de estafas a diario en forma de publicidad, no pueden ser ahora el parlante de los terroristas sin que nada pase.

Aquí hay una oportunidad gigante para legisladores, gobernadores, alcaldes, quienes de manera conjunta pueden impulsar un proyecto de ley o adiciones a normas actuales, para proteger a nuestros niños del horrendo crimen del reclutamiento ilegal para la guerra.

JOSÉ CARLOS GARCÍA R.

Editor Multimedia

@JoseCarlosTecno